Antipiréticos y respuesta inmune a las vacunas
Hace tiempo dada la frecuencia con la se solicitaban recetas
de paracetamol para tratar la fiebre en los niños vacunados, hicimos una
búsqueda bibliográfica en la que encontramos un artículo evaluado por un grupo
de enfermeros/as que se dedican a la Enfermería Basada en la Evidencia en el
que se concluía que reduce la respuesta inmunitaria a las vacunas. Por lo que
desde entonces desaconsejamos el uso rutinario del paracetamol para prevenir la
fiebre en el niño. El tema se complicó en aquellos tiempos por la incorporación
de la vacuna de la Meningitis B (Bexsero), que era más reactogena (es decir:
daba más fiebre o malestar o dolor local) aunque desde que se vacunan de manera
voluntaria muchos niños en el centro con Bexsero, no se ha notado un aumento
significativo de las consultas por este tema.
Un artículo publicado en la revista Evidencias en Pediatría en
el año 2010 de un estudio evaluado por
los compañeros del Grupo de Pediatría Basada en la Evidencia demuestra la
reducción de la respuesta inmune de las vacunas tras la administración del
paracetamol. Esta reducción se demuestra midiendo los títulos de anticuerpos
circulantes en la sangre de los niños divididos en dos grupos dependiendo de sí
recibían tratamiento con paracetamol o no.
A pesar de que el estudio evaluado presentaba problemas
metodológicos s significativos los autores afirman que:
“las
reacciones febriles post-vacunales son infrecuentes, más aún después de la
incorporación de la vacuna acelular para la tos ferina. Por ello, la
administración preventiva de antitérmicos es una práctica que no tiene en la
actualidad razón de ser en los países donde se dispone de este tipo de vacuna
para cubrir a la totalidad de la población susceptible. En aquellas naciones
que no disponen aún de ella, o en el caso, en que deba administrarse cualquier
otra vacuna con antígenos capsulares o vesiculares (antimenigococo tipo B) que
induzcan o puedan inducir reacciones febriles importantes, la profilaxis
antipirética podría constituir todavía una opción aceptable. Aunque sin duda lo
óptimo es reservar estos fármacos sólo para cuando la fiebre aparece después de
la administración de una vacuna; y únicamente en el caso de que dicha fiebre
provoque una afectación importante del estado general del niño. Respecto a la
posible influencia del tratamiento profiláctico antitérmico sobre la
inmunogenicidad de las vacunas, es necesario el diseño y ejecución de ensayos
clínicos, cuyo objetivo principal sea resolver esta cuestión.”
Conclusión. Aunque no sabemos la repercusión clínica que
éste hallazgo puede tener dadas las características del estudio (medición de
títulos de anticuerpos) ,los resultados hacen aconsejable no dar paracetamol
salvo caso en los que la fiebre sea muy alta o los síntomas muy llamativos.